Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

18.7.08

~ Felicidad

Ya no sé si hoy o ayer, por este desorden temporal que tengo que me impide saber a ciencia cierta en qué día del mes estoy, qué día de la semana, y cuándo me ha pasado cada cosa, entre otras muchas cosas, pero sé que encontré esta foto dejándome llevar por la red de redes.


Una tortuga comiéndose una fresa, sí, así de sencillo, pero me transmite una de cosas. Lo más probable es que al animal le diese igual encontrarse ante una fresa, una mora, un trozo de lechuga o cualquier otra cosa, y que la forma que se dibuja en su boca no sea otra que la que su estructura ofrece, pero.. ¿no la veis sonreír?
Las sensaciones que me hace llegar esta imagen son increíbles, me hacen sonreír, me contagian una cierta ternura, un valor hacia lo sencillo pero a la vez importante de la vida del que a veces todos, toda la sociedad, nos olvidamos.

Recuerdo aquellos días en que con un par de golosinas era la niña más feliz de Alicante, de España, o incluso del mundo... Cuando llegaba el cumpleaños de un compañero de clase, y en durante las clases de la tarde, generalmente allá a las 16.15-16.30, salíamos al patio, acompañados por nuestro tutor, tutora, o el profe al que le tocase en ese momento aguantarnos, y el cumpleañero, ese personaje estrella del día en cuestión, se ponía a repartir bolsas de chucherías a todos los compañeros, e incluso alguna vez caía algún juguetito de estos de todo a cien en la bolsa... ¡Y no había nada mejor!!
La última media hora, incluso más a veces, del día, jugando en el patio, vacío para nosotros mientras el resto estaba en clase, corriendo, jugando y, encima, con chuches.


A veces echo de menos aquella facilidad para ver lo increíble de todo lo que pasaba y de todo lo que tenía, que no era ni una cuarta parte de lo que tengo hoy.

[Aunque, todo sea dicho, hayan quedado por el camino cosas y personas que no volverán y que siempre recordaré...]

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