Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

27.2.13

~ Feliz

 
- Feliz de ser
- ¿De ser qué?
- De ser, simplemente
Versionado de J. Green (1900)

21.2.13

~ Lecciones

 
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
Instantes; J. L. Borges

18.2.13

~ Enfrentamientos


...y llegará el momento de enfrentarse incluso al sol.
La batalla alcanzará su punto álgido, y la lucha será la vida.

14.2.13

~ Altra història I - La platja

Encara recorde quan la teua mà em va fregar la galta d’una forma plena de timidesa, de tendresa... La mà et tremolava al temps que la separaves de mi.
Els meus ulls no podien llevar-se d’ella, del dits ara acovardits que uns segons abans s’havien aventurat a tocar-me i ara no sabien ben bé què fer. Els teus ulls ni tan sols s’havien donat del que estava passant al final del teu braç, perquè no més feien que mirar els meus.
Vaig alçar la vista, i vaig creuar-me amb la teua mirada. Els teus ulls i, darrere d’ells, tu sencer tractàveu de fugir d’aquell marc. La platja estava deserta, alguns vaixells fondejaven la costa a molta distància de nosaltres, pot ser hi haguera alguna parella al passeig, però estàvem sols... i encara així tractaves de fugir.
Vaig anar darrere de tu i vaig agafar el teu braç amb fermesa. Et parares de sobte, com si amb el tacte de la meua pell es esvaïren totes les teues intencions... ni tan sols vas ser capaç de girar-te a mirar-me. Sense soltar el teu braç, vaig acostar-me a la teua esquena, fins a recolzar el meu pit en ella. Vaig envoltar-te amb els meus braços i mentre els meus dits t’acariciaven amb delicadesa, vaig apropar els meus llavis al teu coll. Vaig xiuxiuejar-te un “T’estimo” molt suau mentre et donava un petó lent, tímid i al temps profund, ple de tendresa... I el feia amb els ulls totalment tancats i el cor plenament obert.

Jo romania recolzada a la teua esquena, gaudint del teu contacte, el teu aroma, sentint la teua respiració que en eixe moment era irregular... Continuava amb els ulls tancats, amb un somriure a la boca evocat per tots els pensaments que s’amuntegaven portant-me imatges de l’amor que tu i jo anàvem a viure.
Passaren uns segons... o uns minuts... o unes hores... fins que, finalment, vas reaccionar. Com si haguessis recobrat de sobte la raó, vas començar a moure’t. Esperava que per fi pegares mitja volta per a mirar-me, però en lloc d’allò, vas agafar els meus braços només per a separar-los del teu cos i lliurar-te del meu contacte.
Prenent distància, vas girar-te fins a enfrontar els meus ulls, uns ulls que miraven recelosos, sense acabar d’entendre què estava passant, perquè en el teu gest no n’hi havia ni una mica de la tendresa que m’havies transmès feia només un moment. I així, mirant-me als ulls, em vas dir: “Laia, es que no t’has donat que no t’estime? Açò no era més que un joc...” I sense afegir una paraula més, et vas anar, deixant-me a mi allí, agenollada, enfonsant-me sobre l’arena de la platja, amb una mà en cada costa, el cap acatxat i dues llàgrimes que rodaven per les meues galtes amb el fi d’acabar desfent-se al final del camí.

No era capaç de veure res del que m’envoltava a través de les llàgrimes que abarrotaven els meus ulls. De no haver sigut així, potser hauria vist el que estava passant prop de mi.



Otra historia I - La playa

Aún recuerdo cuando tu mano me rozó la mejilla de una forma llena de timidez, de ternura… La mano te temblaba al tiempo que la separabas de mí.
Mis ojos no podían quitarse de ella, de los dedos ahora acobardados que unos segundos antes se habían aventurado a tocarme y ahora no sabían muy bien qué hacer. Tus ojos ni siquiera se habían dado cuenta de lo que estaba pasando al final de tu brazo, porque no hacían más que mirar los míos.
Alcé la vista, y me crucé con tu mirada. Tus ojos y, detrás de ellos, tú entero tratabais de huir de aquel marco. La playa estaba desierta, algunos barcos fondeaban la cosa a mucha distancia de nosotros, puede ser que hubiese alguna pareja en el paseo, pero estábamos solos… y aún así tratabas de huir.
Fui detrás de ti y agarré tu brazo con firmeza. Te paraste de pronto, como si con el tacto de mi piel se desvanecieran todas tus intenciones… ni siquiera fuiste capaz de girarte a mirarme. Sin soltar tu brazo, me acerqué a tu espalda, hasta apoyar mi pecho en ella. Te rodeé con mis brazos y mientras mis dedos te acariciaban con delicadeza, acerqué mis labios a tu cuello. Susurré un “Te quiero” muy suave mientras te daba un beso lento, tímido y al tiempo profundo, lleno de ternura… Y lo hacía con los ojos totalmente cerrados y el corazón plenamente abierto.

 Yo permanecía apoyada en tu espalda, disfrutando de tu contacto, tu aroma, sintiendo tu respiración que en ese momento era irregular… Continuaba con los ojos cerrados, con una sonrisa en la boca evocada por todos los pensamientos que se amontonaban trayéndome imágenes del amor que tú y yo íbamos a vivir.
Pasaron unos segundos… o unos minutos… o unas horas… hasta que, finalmente, reaccionaste. Como si hubieses recobrado de repente la razón, comenzaste a moverte. Esperaba que por fin dieses media vuelta para mirarme, pero en lugar de eso, cogiste mis brazos sólo para separarlos de tu cuerpo y librarte de mi contacto.
Tomando distancia, te giraste hasta enfrentar mis ojos, unos ojos que miraban recelosos, sin acabar de entender qué estaba pasando, porque en tu gesto no había ni una pizca de la ternura que me habías transmitido hacía sólo un momento. Y así, mirándome a los ojos, me dijiste: “Laia, ¿es que no te has dado cuenta de que no te quiero? Esto no era más que un juego…” Y sin añadir una palabra más, te fuiste, dejándome a mí allí, arrodillada, hundiéndome sobre la arena de la playa, con una mano en cada lado, la cabeza agachada y dos lágrimas que rodaban por mis mejillas con el fin de acabar deshaciéndose al final del camino.

No era capaz de ver nada de lo que me rodeaba a través de las lágrimas que abarrotaban mis ojos. De no haber sido así, quizás habría visto lo que estaba pasando cerca de mí.
 

11.2.13

~ Del hoy prisionero...

 
Pero el esfuerzo humano nunca del todo se borra,
y viejos mapas de tierras, de mares, del firmamento,
nos dicen qué profundo fue el dominio,
el saber de este pueblo del cual nosotros somos
legítimos hijos, herederos y servidores a un tiempo:
del hoy prisionero al libre mañana que ganaremos.
Salvador Espriu (1975)

8.2.13

~ Pequeña historia de Pulgarcito


Había una vez un chico, pequeño y grande a la vez, llamado Pulgarcito.

Él tenía su vida, sus amigos, sus aficiones y sus obligaciones, como cualquier otro chico. Un buen día, estando con sus amigos, uno de ellos apareció con una niña tímida, callada, pausada... Iba por allí de vez en cuando, poco al principio y mucho al final. Pulgarcito empezó a hablar con ella y entre ellos surgió una bonita relación, una pequeña amistad.

Pulgarcito tenía una novia, y al final, la niña, también tuvo un novio, amigo de Pulgarcito... Las circunstancias, que fueron muchas, fueron acercando a Pulgarcito y a aquella niña, haciendo que su amistad se fuese consolidando.

Aquella niña, al final, acabó sin aquel novio, y fue Pulgarcito quien se volcó en que ella retomase el control de su vida, pues había quedado claro que la niña se había quedado como un trapo. Él había pasado también por momento bajos cuando dejó de tener novia, y sabía lo que ella tenía.

Estaba tan dispuesto a ayudarla, que incluso en la distancia, a 700km de ella, seguía llamándola y dándole fuerzas. Pulgarcito no llegó a ser consciente de que entre aquellas, llamadas y mensajes, ella no olvidaría una de ellas.

A penas unos meses después, perdieron el contacto, cosas de la vida. Al fin y cabo, esa niña era un poco particular... demasiado quizás.



Aquella niña, no obstante, nunca olvidaría aquella llamada en plena madrugada durante un concierto, nunca olvidaría que entre ellos quedó una cita pendiente y sobretodo nunca olvidaría a Pulgarcito.



Alguien me dijo una vez que los amigos son como la fluorescencia, que relucen más cuando todo se ha oscurecido. Quien me lo dijo puedo aseguraros que brillaba como a penas podéis imaginar.

7.2.13

~ Love test

Hace unos años rellené este cuestionario, y me resulta muy gracioso... Se contesta con canciones de un grupo. En su día usé títulos de canciones del grupo Indras, esta vez toca cambiar.

Grupo elegido:
Love of Lesbian 

Eres hombre o mujer:
La niña imantada

Descríbete:
Los seres únicos

Qué sienten las personas acerca de ti:
Mi personulidad

Cómo describirías tu anterior relación sentimental:
Un Segundo asalto de Mon petit cabroin que acabó con Los colores de una sombra

Describe tu actual relación con tu pareja:
Un día en el parque en un Domingo astromántico

Dónde quisieras estar ahora:
Allí donde solíamos gritar

Cómo eres respecto al amor:
Como la Música de ascensores

Cómo es tu vida:
2009. Voy a romper las ventanas

Qué pedirías si tuvieras un solo deseo:
Incendios de nieve

Escribe una cita o frase sabia:
Historia de una hache que no quería ser muda

Ahora, despídete:
Mejor hagamos unas Maniobras de escapismo

6.2.13

~ De película - V



Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la horas de esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos, pues siempre la belleza perdura en el recuerdo.
Esplendor en la hierba

5.2.13

~ Paseos, besos, manos

Paseos infinitos por calles que terminan en ningún lugar, con una compañía que termina en aquellos besos y comienza en estas manos.

4.2.13

~ Los nadies


Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies
con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que
llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho
que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con
el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.


Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.


Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica
roja de la prensa local.


Los nadies, que cuestan menos que la bala que los
mata.
Eduardo Galeano.

3.2.13

~ Sigue bailando

De forma incomprensible, durante aquel tiempo vino a mi cabeza un poema que había leído una vez, creo que de Allen Ginsberg, que decía: "Cuando algo se apague, enciende una luz y sigue bailando".
Benjamín Prado, Dónde crees que vas y quién te crees que eres

1.2.13

~ Síndrome de abstinencia

Llevaba ya tiempo sin recurrir a ello, sin necesitarlo aunque era mi vía de escape, mi refugio en algunos momentos... Hasta ahora, hasta que ha llegado el momento en que la situación, por muchos y tan diferentes motivos, me ha superado, y he vuelto a necesitarlo.
 
Me había olvidado, lo había dejado a un lado. Antes notaba que creaba en mí cierta dependencia, pero ahora ya no puedo hablar de una cierta dependencia, hablo de obsesión, de necesidad, de alteración de la realidad. Me lleva a tal punto de mi consciencia, de mi mente, de mi fantasía, de mi realidad, que llego a fundirlas, llegando a confundir apreciaciones de lo que me rodea y de quienes tengo a mi alrededor...
Después de una dosis, en las que en algunos casos soy plenamente consciente de estar abusando, vuelvo a mi vida y a penas puedo diferenciar entre cosas que he visto, sentido, oído o vivido realmente y cosas que he creído ver, sentir, oir o vivir en esos viajes por mi mente... Es así como llego a ser consciente de que tengo un problema que debo arreglar de algún modo, aunque no alcanzo a adivinar en qué punto ha pasado a ser un problema y cuál es la posible solución.
 
Ni quiero, ni debo, ni puedo dejarlo... Mi vida se quedaría a falta de algo, aunque sepa que he podido vivir sin ello, aunque sepa que debo simplemente hacer uso y evitar el abuso (pese a no saber dónde establecer el límite), aunque sepa que no me va a hacer ningún en miles de sentidos.
Tampoco soy capaz de recurrir a nadie, porque cualquiera pensaría que estoy loca, no lo comprenderían, no alcanzarían a ver el problema que hay en el trasfondo. Y siendo realista, ni soy capaz de recurrir, ni quiero hacerlo; es parte de ese terreno personal, infranqueable, al que nadie puede ni podrá acceder, y me niego a hacer a nadie partícipe de esa parte de mí.
 
Llegada a este punto, no sé hacia dónde continuar.
Pero he de hacerlo, aunque el paso que dé me lleve por el camino firme y correcto, por otro que lleve a buen puerto después de una dura travesía, por otro camino que no me haga más que errar o por otro que me lleve, simplemente, al abismo.