Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

7.12.09

~ La historia de Javier


Obra Social Fundación La Caixa - Historias con Alma



Vivir es aprender a decir 'adiós'.
Pero solamente puede decir 'adiós' el que ha dicho 'hola'.

Soy psicólogo y llevo muchos años trabajando con personas que están al final de la vida.
El miedo va a estar siempre presente en la experiencia del final. Por una razón muy sencilla: nadie nos queremos morir. Le clave está en no huir, la clave está en afrontar. La soledad no se produce por no tener a nadie al lado sino por no tener con quien poder hablar de aquello que es importante para ti.
Y al final, ¿qué es lo importante? Poder sentirte querido.

¡Qué paradoja!, ¿no? En medio de tanta muerte, tantísima vitalidad, tantísima vida.





...porque me encantó desde el primer momento.

25.11.09

~ Sin título

Hace tiempo (más de un año, de hecho) empecé lo que pretendía ser una novela. No es la primera, y sé que algún día, quizás hoy mismo, quizás mañana, o quizás dentro de varios meses, las retomaré.

De momento, tan sólo puedo decir que una novela sin título aún (ni tan siquiera sé qué va a pasar) comienza así:
Miró por la ventanilla que quedaba a su izquierda; el paisaje que podía verse a través de ella, se movía a gran velocidad. Ya no se veía ni rastro del mar, ni se iba a ver a no ser que tomase el camino de vuelta. En el interior del país había ríos, lagos, montaña, nieve en invierno, incluso ya más entrada la primavera; había cientos de cosas, pero no había mar.

En realidad, no estaba tan convencida de que fuese a echarlo tanto en falta como en un primer momento pensó; quizás pasaría unos días, tal vez un par de semanas dándole vueltas, pero luego encontraría 'ese' encanto de la ciudad a la que se dirigía sustituyendo al mar. Al fin y al cabo, la playa, tal como se suele entender, no era precisamente lo que más le gustaba; en verano no iba nunca a tostarse al sol, como tantos otros sí hacían, no le gustaba. Lo que le gustaba era ir a pasear tranquilamente, en invierno, o en las noches de verano, con la brisa jugando con su pelo, enredándolo como sólo ella era capaz de hacer, mientras la espuma de las olas que rompían en su llegada a la costa acariciaba su piel. También le gustaba perderse en alguna cala solitaria, oscura, sin ninguna luz que se inmiscuyese en la escena, salvo quizás la de algún faro tratando de indicar su presencia.


Sí, hasta que no encontrase una alternativa para sus momentos en su nueva ciudad, echaría de menos esa forma de entender el mar que tenía.

24.11.09

~ Retomando parte de mi vida

Hoy he hecho mi único examen de Diciembre, y no sé muy bien qué habrá sido; si partimos de que me he dejado en blanco un ejercicio de 3.5ptos y que de otro me he dejado la mitad (otro punto más), pues sólo quedan 5.5ptos... Así que la cosa se complica.
Mi profesor (que se acuerda de mí de la convocatoria pasada) dice que soy muy radical, que lo que hago 'en serio' me sale perfecto, pero que cuando empiezo a probar suerte no hay de donde rascar luego... Esta vez no me he inventado nada de esos 5.5ptos, así que crucemos los dedos para que mi profesor lleve razón.
Un 5.5... ¡estaría perfecto! ¡De verdad!

Y como ahora parece que vuelvo a la calma, a tener tiempo para mí (el que dedicaba al estudio), pues quiero retomar cosas.
Escribir, por supuesto. ¡Y hacer fotos!, no sé cuándo, porque voy de culo, y las fotos necesitan tiempo... pero mis objetivos están preparados en la bolsa dispuestos a salir. Y todo esto, sin dejar de lado la uni, que es lo más difícil...


¿Laia?? Eso espero...

7.11.09

~ I ♥ Windows Vista




Lo odio.

Y odio que el CD que te dan para formatear el ordenador con el mismo, decida que mejor borrar todo que formatear sólo la partición de sistema. A la mierda todas mis fotos, mis bases de datos, mis cosas de la universidad de todo un año, mis proyectos de novela, mis... ¡mi todo!


PD: Me paso y encima, ahora (esta noche pasada, para ser más concretos, se me ha roto la tapa del portátil. No puedo cerrarla, porque el LCD está aún vivo y no me lo quiero cargar... pero a saber por cuánto sale la bromita.

20.10.09

~ El mar... ¡inspira!

Todos los días para mi tren en una estación frente al mar, y cada día, siendo uan apasionada de la fotografía como soy, pienso 'Si tuviese aquí mi cámara de fotos, haría una foto, y seguro que mañana haría otra', pero la rutina no me permite ni llevar mi cámara conmigo (pesa, y la universaidad no es buen sitio para ella, máxime con lo despistada que soy) no hacer que el tren espere a que el mar, las luces, las nubes o el sol terminen de posar ante mi objetvo mientras juegan y se enredan, cada día a cada hora, de una manera distinta... y no puedo negarlo: me dejo llevar, me pierdo en su juego.

Siempre he sido muy soñadora, y muchas veces suelo fantasear con lo que nunca seré, lo que podría haber sido y lo que quizás, sólo quizás, sea algún día. A veces también imagino escenas pasadas de mi vida que tan solo existen en mi mente, y otras me trato de reinventar (ni tan siquiera cabe decir que sin ningún éxito). Es realmente increíble dónde es capaz de llegar mi mente en esos (demasiado frecuentes) viajes por los abismos de mi propia fantasía.
Cuando lo pienso es cuando entiendo el por qué de mi facilidad para inventar historias y cuentos.

Y es que el mar, para una fotógrafa más aún que novata, es toda una fuente de inspiración, con sus cambios, colores y estados.
Y es que siempre que el tren se para en esa estación pienso 'Si tuviese aquí mi cámara de fotos, haría una foto, y seguro que mañana haría otra'.

~ ¿Hacemos un puzzle?

Dos piezas, diferentes.
Cada una tiene un dibujo, pese a que formen parte de un mismo todo; juntas crean una imagen más amplia con un mayor significado, pero de mayor complejidad al mismo tiempo.
Cada una tiene una forma, distintos matices añadidos a la diferencia;algunos matices, algunos de sus lados, son los mismos, o similares, pero uno de ellos es distinto, opuesto, de tal manera que encajan. Sí, podemos decir que son opuestos, pero podemos entenderlo también como que se complementan.

Ahora bien, no todas encajan; es difícil encontrar una pieza que encaje con otra al azar: necesitan formar parte de ese mismo todo y complementarse.
Cualquiera que haya hecho un puzzle sabe de lo que hablo.

2.10.09

~ ...y una vez más

¡Buf! ...porque ya no sé qué hacer, porque haga lo que haga, lo haga como lo haga, nunca está bien.

En realidad, lo pienso y no está tan mal, ni nada es tan descabellado.

Sí, debe ser que parece que está mal aunque no lo esté...

Sí, estoy convencida.

A ojos ajenos, puede parecer que esté mal pese a que no sea así.

Lo mejor será hacer que esos ojos ajenos lo entiendan y vean que tengo razón en hacer las cosas como las he hecho.

Parece que lo consigo finalmente.

Cuando parece que está todo encauzado lo hago realmente mal.

Sí, meto la pata hasta el fondo, más allá de lo que creía que la podía meter.

Para colmar todavía más el vaso, lo hago en uno de esos días críticos, en el momento más crítico.

Ahora realmente la he cagado.

No sé cómo hacer ahora para convencer a esos ojos que miran, ahora con otra mirada distinta, de que no pretendía ahcerlo así.

No sé qué hacer...



La historia se repite.
Siempre lo hago igual, pese a que no suela escribirlo.

21.5.09

~ Desesperada

...o eso cantaba Marta Sánchez allá por el 1993 (16 años ya, ¡parece mentira!).



Lo que no sé es cuándo escribiría aquella canción. Si la hubiese escrito yo, seguro que habría puesto por título 'Desesperada' (aunque cambiando su contenido) a una canción escrita en un día tal como hoy (o en cualquiera de los que están por venir de aquí a unos días, o un mes, o mes y medio).
Exámenes.
O lo que es 'mejor': exámenes tras una época en la que no ha habido manera de concentrarme como me hubiera gustado hacer. En menos de una semana, se abre ante mí una magnífica experiencia traumática, llena de trabajos, parciales, globales, más trabajos... más, más y más.


Estoy sumergida en plena época que todo universitario desea desaparezca del calendario... Y yo, como buena universitaria, deseo fervientemente que desaparezca; pero ahora mismo me conformaría con algo no menos difícil: que se parase el tiempo y me diese un respiro para a)poder relajarme un poco y que se me pasase esta sensación tan agobiante y b)poder adelantar todo lo que quiero, dejarme todo más o menos al día y seguir adelante con ello.


En fin, creo que seguiré desfogándome en otro momento... Pero ahora mismo me bajo a comprar algo de comer, que hoy me toca preparar el primer plato.

9.3.09

~ Una historia más - III

~ Una historia más - II


Al cabo de un rato, de un buen rato (que pudo durar casi tanto como la cena), conseguí borrar de mi cara aquella expresión de... aquella cara de gilipollas, seamos claros. Por lo demás, parecía que la cena transcurría bien, como cualquier otra cena con él.

Cuando me estaba comiendo la última cucharada del postre de chocolate con que (casi) siempre terminábamos nuestras cenas, y que por supuesto había pedido yo, me dijo aquello que desde largo tiempo antes, tenía claro me iba a decir...

-¿Se te ha pasado ya el mosqueo?
-Sí, bueno -contesté de mala gana, y con gesto de mal genio.
-¿'Sí bueno'? Eso es que el pique va para largo, ¿no?
-¿Tú qué crees? -dije con un tono muy cargado, que quise que él interpretase.
-¿Que sí que se te ha pasado? -me replicó, intentando hacerme reír, y ver si se salía con la suya... otra vez.
-Sabes de sobra que no, así que déjame terminar de disfrutar de mi chocolate, que al menos me deja opinar más que tú.
-¡Madre! Hasta mañana que estarás picada...

No pude evitarlo. Le dio tal entonación, y en su cara se dibujó tal gesto, que me fue imposible contener una sonrisa estúpida que hizo que el tema de aquella cena se perdiese en el olvido.

Poco tiempo después, una pareja salía de un restaurante, al que habían entrado largo tiempo antes (aunque a ellos, seguro, les supo a poco).

8.3.09

~ Amistades peligrosas

Hoy, después de un fin de semana genial, que recordaré mucho tiempo, me han embargado una serie de sensaciones que tenía algo olvidadas, apartadas en un rincón, a las que he ido evitando durante largo tiempo, pensando en la de cosas que tengo ahora en mi vida y me hacen feliz...

Pero hoy, por una pequeña tontería, aunque no lo sea para mí ni para este pobre puzzle que tengo en el pecho, todo ha vuelto a salir, y aquellas sensaciones se han apoderado de mí...
Sensaciones repetidas, revividas, sentidas hace ya años, y que se han repetido en innumerables ocasiones.

Hay actitudes, formas de ser, particularidades de una misma, que nunca cambian, nunca se olvidan y nunca te dejan escapar.


Todo por la dichosa palabra 'amistad'.

13.2.09

~ Ayer, anteayer o hace un mes...

... no sabría decir cuándo se produjo ese punto de inflexión, pero creo que he cambiado bastante de un tiempo para acá.

1.2.09

~ Contrastes

 
El viento soplaba fuerte, jugando a su antojo con las palmeras, la arena y el mar.
Las hojas se mecían en un movimiento frenético; los granos de arena viajaban en el viento, sobrevolando el mar, los paseos... y las olas rompían bruscamente en la orilla después de un ir y venir en el que cada una de sus gotas había bailado una melodía de ondas susurradas por el viento.
Las brisa marina se había apagado, todo parecía augurar una tormenta, pues un cielo gris había hecho su aparición en la escena, cargado de nubes, que parecían de algodón, a punto de resquebrajarse en aquel marco...

Mientras tanto, una paz reconfortante me inundaba, en una escena antagónica a la batalla que se dibujaba ante la lente de mi cámara.

8.1.09

~ Aquellos tiempos oscuros

Mi vida transcurría entre idas y venidas, llena de inseguridades, de tropiezos, de descuidos. Y con una falsa sensación de control y de autocontrol que se apoderaba de mí, haciéndome sentir que todo cuanto sucedía era a mi voluntad, que podía deshacerme de cualquier sentimiento y que en vida tan sólo mandaba yo.

Tardé un tiempo en darme cuenta de que nada de esto era así;cuando quise ser consciente de la realidad era ya, quizás, demasiado tarde. Me había enamorado, me controlaban a voluntad, estaba metida de lleno en una carrera académica que no era lo que yo había querido, sino lo que mi poca voluntad y las presiones ajenas había hecho que quisiera, dejaba que los demás pudiesen conmigo sin hacer frente de ninguna manera a aquello, y a cada momento me alejaba más de cuanto había sido para terminar convirtiéndome en alguien a quien siempre había evitado.
Cuando toda esta sensación de presión y opresión no hacía más que empujarme en la dirección opuesta a la que debía seguir, exploté, y toda la estructura que había elevado sobre mí, cayó, se desmoronó, enterrándome entre los restos de lo que nunca quise ser y fui.

Poco a poco fui saliendo de entre los, la verdadera Laia salía a la luz otra vez, después de mucho tiempo escondida del mundo, oculta a los de cualquiera, incluso de quienes la querían ver. Salió con fuerza, arremetiendo contra todo lo que la había hecho estar así... Poco a poco, se instaló de nuevo en su trono, y las cosas volvían a la normalidad.
Me juré que nunca volvería a aquella situación.
Estaba convencida de que nunca volvería a pasar.

Pero pasó, pasó otra vez, quién sabe por qué... pero supe ponerle remedio a tiempo.
Esta vez sé que es la definitiva; el mundo puede aguantar a tres Laias; la que nació, la que resurgió y la que volvió a resurgir... pero no creo que aguantase una cuarta.

2.1.09

~ Aquella amistad

Se vieron en la playa.

Era de noche, y estaba llena de gente que disfrutaba de la fresca brisa de mar en pleno agosto asfixiante. Pero por más gente que hubiese allí, era imposible que no se viesen, algo invisible las unía, y aún a pesar de que llevaban ya varios meses sin verse, la reacción fue inminente y de una gran fuerza.

Salieron corriendo la una hacia la otra, y se fundieron en un abrazo sincero, cálido y lleno de significado; el bolso de una cayó por fuerza de la gravedad a la arena que los pies de la otra pisaba, habiendo perdido las sandalias en la carrera que la había llevado hasta allí.

El tiempo podía pasar a toda velocidad, sin remedio y sin forma alguna de evitarlo, pero la amistad que las unía era más fuerte que todo aquello, pese a las discusiones, pese a la distancia, pese a todo.