Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

28.8.08

~ Julia, según Gil

Gil la vio alejarse con su cautivadora belleza juvenil envolviéndola como si se tratara de una capa invisible. En la misma clase había tres o cuatro chicas mucho más guapas con respecto al físico, seductoras y arrebatadoras, pero, para él, Julia poseía esa belleza pura, genuina, inocente, que era la que realmente le gustaba e interesaba. Además, ninguna tenía lo que a ella más le sobraba: corazón.
A unos diez metros de distancia, su compañera se volvió de pronto y le gritó:
-¿Qué tal tu padre?
-Mejor.
-¡Vale!
La vio sonreír, con aquellos labios dibujados por una mano maestra en su rostro abierto y limpio, de mirada siempre risueña y clara. Julia tenía los ojos grises, la nariz recta y los labios perfectos. El óvalo de su rostro se afilaba en la barbilla. Medía casi un metro setenta, dependiendo del calzado, y su cuerpo a penas si tenía mayores atributos que los normales: pecho pequeño, esbeltez, caderas anchas... Nunca le había visto las piernas porque siempre vestía vaqueros. Llevaba el cabello relativamente corto, una media melena azabache, y ningún colgante en el pecho o en als manos. Ni siquiera un anillo. Y tenía las amnos más bonitas que podía recordar, con los dedos largos y afilados.
Jordi Serra i Fabra, Sin tiempo para soñar

Mira que me gusta cómo describe y escribe este escritor...
Algún día me gustaría estar a su altura y escribir tan bien como él.

25.8.08

~ Así soy yo...

...tonta, tonta y tonta.

Sin vuelta de página, soy tonta, incapaz de reaccionar, pese a tus comentarios, pese a tus acciones, pese a mis acciones, pese a todo. Terminaría cayendo sin piedad alguna, lo sé, y me duele. He olvidado el amor propio, y eso que hasta hace poco lo tenía controlado.
No sé qué quieres conseguir, pero odio tu manera de tratar de conseguirlo.

23.8.08

~ Día gris

Sonreía a la la luz del sol, y cuando mi sonrisa se iba apagando el sol se escondía tras las nubes.
Ahora ya es de noche, pero a penas ha habido diferencia entre la luz que llegaba al atardecer y la que hay ahora. El cielo lleva encapotado ya largas horas, como mi ánimo. Durante la mañana he estado durmiendo, y al levantarme me he puesto a leer, pero conforme ha ido entrando la tarde, y me he ido cansando de forzar la sonrisa en mi cara al tiempo que los recuerdos y los sentimientos venían a mi cabeza, a mi corazón y a todo mi ser...



Anoche te vi. Cuando llegué a casa y me eché a dormir, te vi. Cuando mi consciente pasó a un segundo plano y esa otra parte del todo incontrolable de mi mente acaparó el papel protagonista, te vi. Anoche soñé contigo, te vi.

Estábamos el uno junto al otro, pero no estábamos juntos. Llevábamos horas hablando, y entonces pasaste tu brazo sobre mis hombros, tirando de mí hacia ti, y apoyé mi cabeza en tu pecho. Al principio, tanto a ti como a mí, nos resultaba raro aquello; ya no estábamos juntos, a fin de cuentas. Pero no nos preocupamos por esa sensación, porque era eso lo que queríamos. Continuamos el paseo que estábamos dando, sin pararnos un solo momento ante aquello, siguiendo con lo que estábamos.
Fue entonces, con un pequeño gesto que hizo que nuestras cabezas se apoyasen la una contra la otra, cuando me besaste. En un primer momento, me quedé parada, no me lo esperaba, no me esperaba nada de todo aquello, pero en cuanto supe lo que estaba pasando, pese a que no me lo creyera, te lo devolví.
A los pocos segundos te separaste de mí, e hiciste un gesto que me sorprendió, que no sabía como interpretar...

Y en ese momento desperté. No supe ni sabré qué quiso significar aquel gesto, si querías continuar con todo aquello o si no querías volver a tener nada más; sólo sé que desperté y yo estaba allí, sola. Te busqué durante dos o tres segundos en la habitación oscura en la que dormía hasta ese momento; cuando me di cuenta que no te iba a encontrar, que todo había sido un sueño, cerré los ojos para tratar de borrarte de mi pensamiento.



Odio no poder controlar mis sueños, odio que afecten a mi vida, y odio que el día se torne tan gris como hoy.

20.8.08

~ Mi ecuación del amor

Creo que éste va a ser uno de los posts más absurdos que escriba... pero esta noche, cuando volvía a casa del campo de mis tíos, se me planteaba, digamos, una teoría.

Hace hoy cuarenta años que se casaron, ninguna tontería en los tiempos que corren. Yo les he hecho un comentario acerca de las próximas bodas de oro, que ya no queda nada. Y no sé si ha sido esa idea de pese al tiempo y pese a todo seguir juntos o qué habrá sido, pero, como os decía, mi cabeza ha empezado a desvariar.


Me planteaba las cosas estas del amor, de las relaciones, de las parejas...
Y no, no creo que la ecuación que mejor lo define sea aquello de
1+1=1
En absoluto.

Y es que es fundamental que el uno y el otro se entreguen a la relación (aunque siempre es uno quien más tira de ella, aunque a veces se cambien los papeles), pero no sólo han de entregarse a la relación, sino que han de entregarse a sí mismos y a lo que había sido su vida antes, como la familia, los amigos y las mil y una tonterías que teneos cada uno, como nuestras aficiones o nuestras costumbres.
Así que defino una nueva ecuación:
De un lado mantengo que
1*1=1
Esto es porque el uno ha de estar por el otro. De otro lado, me quedo con que
1+1=2
Porque dos personas siguen siendo dos personas, con sus vidas y todo. ¿Cómo concluir ahora? Pues sencillo, una media aritmética.
Resumo así mi ecuación del amor con que
((1*1)+(1+1))/2=1'5


Ya lo he dicho, una ida de cabeza... Pero el amor tiene que ser un 1.5; ni 1 ni 2, sino 1'5.
Definitivamente.

18.8.08

~ El mundo y yo

Ayer, como casi cada noche, seguía despierta cuando el reloj marcaba las 2.35h. Cosas del verano, que no sé qué tiene que por mucho que madrugue no consigo quedarme dormida por mucho que llegue, pase y sobrepase la hora bruja.

Como no tenía otra cosa que hacer, porque ya había terminado el Samurai (Sudoku de a 5 tableros del magacine de El Mundo de los domingos), me había aburrido del Brain Training, del Big Brain Academy y del Donkey Kong: Jungle Climber (porque no todo iba a ser del "brain") y no me apetecía escribir por el dolor de muñecas que acarreo desde hace unos años (a lo que tampoco ayuda utilizar la DS, lo sé)... pues chico, mira, que me puse a pensar.

Y tanto pensar, tanto pensar, que creo que tengo un problema con el mundo. Siempre he querido creer que el mundo, que una parte de él, tiene ciertos problemas conmigo... Pero ayer, en un brote de ¿lucidez? ¿realismo? ¿madurez? ¿objetivismo? ¿sensatez?, pues vaya, que caí del burro.
Joder, ¡es que ya era hora!!

En realidad... Creo que siempre lo he sabido, pero mi ser (por decir algo, porque no sé qué es exactamente) no quería cargar con esa afirmación, pero pienso que no es mal momento para asumirla y dejar de escurrir el bulto.

Es ahora, con el muerto éste a cuestas, cuando me toca decidir si quiero cambiar ese enfrentamiento y firmar el alto el fuego con la pipa de la paz (aunque luego los indios volvían a pelearse, no sé si sería buena idea), o si, por el contrario, prefiero continuar con esta pequeña batalla campal, que ni la de Georgia y Rusia... porque puede que no se vean los destrozos que causa, ¡pero vaya si se sienten!!!



Aunque, eso sí, parte del problema lo sigue teniendo el mundo conmigo, no os vayáis a creer...

(Hombre, no iba a tener yo toda la culpa... habría sido pedir demasiado.)

16.8.08

~ De película - II

Buenas noches príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra.
Las normas de la casa de la sidra.-

15.8.08

~ Usa protección solar



Uno de los mejores vídeos que he visto. Desde que lo vi por primera vez, me enganchó, y ahora, de vez en cuando, tengo que volver a verlo.

14.8.08

~ Las lágrimas de Morfeo

Rompí a llorar y no recuerdo cuándo paré. Sólo sé que Morfeo, el dios del sueño, me cubrió con su manto y me sumió en las profundidades de su mundo. Pero cuando abrí los ojos al despertar, una lágrima prendía aún de ellos. Una lágrima que me gritaba sin decir nada que ya había llorado bastante, y que ahora había llegado el momento de secar todas aquellas lágrimas, vestirme para comerme el mundo y salir a la calle.

Y eso me he propuesto hacer. Basta de vivir entre las sombras de los recuerdos; es hora de vivir de las ilusiones del futuro.

~ ¿Qué quieres que te diga?


La Casa Azul - Como un fan

Un grupo que empezó siendo algo extraño y extravagante, aunque, todo sea dicho, me producía cierta curiosidad, me llamaba... Una vez empecé a escuchar (que no oír) sus canciones, terminó de convencerme. Ahora nunca falta en mi iPod, ni entre la lista que suele sonar en mi ordenador (aunque estos días el CD del ContemPOPránea se ha abierto paso de mala manera).

~ Los domingos, arroz

El fin de semana pasado me acordé un montón de cuando era niña (o mejor dicho, de cuando era más niña).

En mi familia, como en otras tantas, se llevaba lo de arroz los domingos. A veces caldero, a veces paella, otras arroz de verduras y otras a banda, a veces arroz de verduras y de tanto en tanto, cuando éramos poquitos, arroz al horno. Y es que el verano daba para mucho, señores. Mi madre hacía un arroz de estos que tenías que repetir de bueno que estaba, de chuparse los dedos.
Para mí eran geniales los domingos: estábamos todos los hermanos, algunos amigos de mis hermanos mayores, mi iaia, o mis tías (tías de mi madre, en realidad), mi padrino, su mujer y su hija... Vamos, que los domingos no bajábamos de los 10 nunca. Que si haciendo cosas de provecho (yo siempre terminaba escaqueándome y yéndome a jugar), que si luego piscinita, que si después de comer a la nana (o lo que es lo mismo, a mí) le tocaba dar masajes a todos mientras se iban quedando dormidos, que si a despertar a todo el mundo de la siesta (menos a mi padre, que se enfada y gruñía si lo despertaba de la siesta de los domingos, que era la única que podía disfrutar), que si partidita de cartas...
Eran días eternos, pero que te alegraba que no se acabasen. Y eran días que se comía arroz.

Últimamente los domingos se pasan en el chalet de mis tíos. Y aunque mi Sr. Tío haga un arroz muy bueno, lo siento, pero nunca llegará a la altura (ni a la suela de los zapatos) del de mi madre... Señores, ¡qué arroz que hacía!
Ya ni sé el tiempo que hace que no como una paella o un caldero hecho por ella, pero el domingo pasado, en casa de una amiga, se comía arroz, como en tantas otras familias de la terreta... Y no era el mismo, pero se parecía al que hacía mi madre en aquellos domingos de cuando era niña (o, mejor dicho, de cuando era más niña).

~ De puño y letra

Últimamente he vuelto a escribir tumbada en la cama, boca abajo, apoyada sobre un par de cojines y con la libreta sobre el colchón. Portaminas en mano escribo, o comienzo a escribir, lo que luego suelo terminar volcando en este espacio tan personal. Y anoche, no sé por qué, hice un alto en el camino que dibujaba mi mano derecha con grafito, y saqué un recorte que tenía en la libreta con unas cuantas anotaciones.

La puse en primer plano apoyé sobre aquél trozo de papel la mina, y comencé a trazas unas cuantas líneas. Primero una línea vertical, seguida de una horizontal sobre la anterior, y una pequeña curva a la derecha. "Te".
La siguiente palabra ya era más larga: empezaba con trazo redondo seguido de uno vertical cruzado con una segunda raya, y terminaba con un trazo redondo más. "quiero".

Me resultó curioso. Muy curioso.
Yo siempre he sido una enamorada del amor, muy a mi pesar casi siempre, y "Te quiero" era algo que había escrito en más de una ocasión, pero esta vez se me antojó como la primera; es más, se me antojó como si jamás hubiese oído hablar de aquello, como cuando oyes un nombre o un apellido nuevo para ti, y vas escribiendo poco a poco, asegurando que cada letra corresponde a lo que acabas de oír.
Cuando lo vi escrito, a penas reconocía aquellos trazos como míos, no me daba la sensación de haberlos escrito yo, me parecían forzados. Repetí aquel proceso una segunda vez. "Te quiero" de nuevo ante mis ojos, nacido de mi puño y letra. Después del primer intento parecía asemejarse más a mi caligrafía. Hubo un tercer y un cuarto intento (no funcionó aquello de que a la tercera va la vencida), y juraría incluso que llegaron el quinto y el sexto. Parecía ya al final que iba calando en mí cómo había de escribir aquello.


La verdad es que no pude evitarlo. Terminé escribiendo aquel "Te quiero, te amo, te adoro" que recordaba haber pronunciado más de una y dos veces hace un tiempo.



Nota: Muchas veces escribo historias imaginadas que voy entremezclando con mi vida; esto es de verdad. Anoche, en mi cama, escribí todos esos "Te quiero".

~ Lo único que podía haber pasado

La miré a los ojos. Podría haberme perdido en aquella mirada, que gritaba desesperada todo aquello que celosamente había guardado. Hoy todos esos secretos escondidos e su interior podían leerse en aquellos luceros embriagadores: una mirada profunda, sincera, cargada de significado. Cualquiera que se hubiese asomado a aquel abismo verde azulado habría caído en él, sin duda, preso de todo ese mar de sensaciones que evocaba.

Había allí una mezcla indescriptible de sentimientos contrapuestos dando vueltas y más vueltas, como el ojo de un huracán, que en su descontrolado movimiento va arrasando cuanto encuentra ante él. Una mirada que denotaba inseguridad, miedo, indecisión en ese ir y venir, pero cargada al tiempo de cariño, de amor, de pasión... Se iba empañando poco a poco, y brillaba cada vez más.

Un lágrima comenzó a rodar mejilla abajo, acariciando su piel y muriendo en sus labios. Mientras sus ojos estaban fijos en mí, aquella boca dibujó una sonrisa de gratitud. Era la señal, no debía tardar más. Di un paso adelante, y otro más. Me quedé frente a ella, y con un suave gesto borré el camino que había marcado en su rosto aquella lágrima suicida. La cogí entre mis brazos; lo que siguió era lo único que podía haber pasado.


----- · -----


Me estaba mirando, ¡él me estaba mirando! No pude controlar aquella lágrima que llevaba ya un rato al borde de mis ojos y mojó mi mejilla. Como para decirle que agradecía que hubiese venido, le sonreí. Creo que lo entendió a la perfección.

Se acercó a mí, como tímido pero decidido a la vez. Con un mano, me secó lo que quedaba de aquella lágrima que había conseguido escapar, al tiempo que acariciaba mi cara. Lo siguiente que recuerdo es sentir sus manos sobre mi espalda, sus brazos aferrándome. Me cogía como nadie lo había hecho en mucho tiempo; yo sólo quería quedarme allí, que me abrazase con más fuerza, como si tratase de fundirme con él.

Después me besó, me dio el mejor beso que podría haberme dado: sus labios se acercaron a mí, y entonces rozaron mi piel, suave y tiernamente, en la misma mejilla que antes había humedecido aquella lágrima. Luego de aquel beso, se separó de mí hasta que pude verle el gesto, me sonrió y me dijo "Tranquila, ya estoy aquí", y sus brazos volvieron a rodearme, ahora con suma delicadeza, mientras yo notaba cómo todo volvía a apaciguarse dentro de mí.

8.8.08

~ Del latín amicus...

...nace la amistad.
Llevaba tiempo queriendo dedicarle una entrada en estos lares, y hoy ha caído. Sinceramente: no cor que sea de las mejores noches que haya podido tener: las circunstancias y los acontecimientos van dándole forma a cada uno de nuestros días (dando a su vez forma a nuestra vida, tanto a corto como a largo plazo). Y como decía, hoy parece que se ha torcido de alguna manera el día, pudiendo ahora escribir acerca de sensaciones y sentimientos poco gratos y atractivos, y para hacerlo de este modo, como ya dos entradas anteriores versan sobre algo así, pues he preferido dedicárselo a algo que hoy también a cobrado un papel más que importante, diría yo, en este día tan... ¿diferente?

Y eso tan importante, como bien reza el inicio de este texto, es la amistad. Pero la de verdad, esa en la que no es palabrería aquel mítico "Para lo que necesites, cuando lo necesites, ¡en serio!", sino que esto es algo que cada día, con cualquier pequeño gesto, te va quedando claro y se va reafirmando por sí mismo.
Con este tipo de amigos no es necesario tener una relación en la que los veas todos los días, ni a todas horas, ni casi parecer siameses; en absoluto. En este tipo de amistades, puede pasar un año sin que haya habido relación por una u otra cosa, que tras el reencuentro todo sigue como si o hubiese pasado más que un día desde la última vez.


Pero tampoco querría hablar de la distancia, ni de nada parecido. Sólo quería hacer un pequeño guiño con estas palabras a esas personas que cuentan contigo para lo bueno y para lo malo, que llamas en mitad de la noche y se pasan el tiempo que toque al otro lado del hilo tratando de animarte, que te ven y no hace falta decirles cómo estás, porque lo saben mirándote, sin más. Esas personas que saben lo que vas a decir, y aún así te dejan hablar y hablar para que les repitas lo mismo una y otra vez, que te dicen las cosas como creen que son por mucho que te pueda doler, que cuando pasas por un mal momento están ahí. Esos pequeños locos que te llevan de borrachera si es lo que en ese momento toca, que te acompañan en las locuras que se te pasan por la cabeza, que te llaman a las 3 de la mañana en mitad de un concierto cuando tú estás en tu casa...
Joder, son ellos, son los que hacen dulces los momentos amargos, y los que ponen la guinda en los buenos.
A las duras y las maduras, como se suele decir.

Hoy brindo por mis amigos.
Sin más.

7.8.08

~ Quiero que sepas...


Los Planetas - Pesadilla en el parque de atracciones

Una de mis favoritas de este pedazo de grupo, junto con Cumpleaños total (que me imagino que terminará cayendo por aquí...). Muchas noches de Voodoo gritando a viva voz estas canciones, y otras muchas más.

~ Amor

Amor... ¿amor?
Dicen grandes cosas de él. Yo he dicho grandes cosas de él en otros momentos, aunque aquí pueda parecer lo contrario, pero ahora estoy convencida de eso no es más que una absurda patraña, un cuento chino que, para más inri, crea nuestra propia cabeza para, antes o después, terminar llevándonos el golpe del siglo (al que seguirá otro golpe más y otro, incluso alguno más; uno tras otro sin que aprendamos jamás).
Y sí, es la cabeza, nada del corazón, como siempre decimos; ¿El corazón? ¿ése? ése no sabe nada, no tiene ni idea, no es capaz de tomar ni tan siquiera ningún tipo de determinación.

¿Sabes? Ahora mismo afirmo con rotundidad que odio el amor, o lo que siempre hemos entendido como tal (porque ya hemos dicho que de existir, nada). Es curioso esto cuando tengo algo por aquí dentro, no sé dónde, diciéndome "Pero Laia, ¿eres tonta? ¡Yo soy el amor! ¿No te das cuenta de que estás locamente enamorada?"; y yo, con toda la delicadeza y sutileza del mundo, le respondo siempre con las mismas palabras; una respuesta bastante clara y concisa, aunque no sé si convincente, porque él sigue sin hacerme caso: "¡Y una mierda! No te crees ni tú eso de que seas amor.". La vocecilla, a mi respuesta, se apaga poco a poco, murmurando y refunfuñando, diciendo algo así como que ya me daré cuenta...

Pero volviendo a lo que estaba contando... ¡Creedme! El amor no existe, tan sólo es una ilusión formada e nuestras locas cabezas. No obstante, sea como sea, falsa sensación o no, sé que no quiero volver a sentirlo: no quiero volver a sentir nada de todo esto.Me he cansado de llorar por lo que he perdido, de llorar por lo que nunca tendré, de llorar por sentir algo que me hace daño... Sí, lloro mucho.

Ya dije hace un tiempo que el amor es un cuento; ahora añado algo, un pequeño detalle:
El amor es un cuento de final amargo que no quiero volver a leer.





Ahora bien, también podéis llamarme resentida.
No será mentira, me temo...

~ Otra sensación más


Seguro que te ha costado entrar sola en una sala llena de gente, ¿verdad? Sí, ya lo sé, ya sé lo que es sentir que no existes hasta que él te mira o... o te toca la mano, o hace un chiste a tu costa para que todos sepan que estás con él, ¡que eres suya!
PD: Te quiero

Otra sensación más descrita de tal manera que las palabras resuenan en mi cabeza, golpeándola una y otra vez...
Cómo he llorado esta noche viendo esta película... Demasiadas sensaciones al mismo tiempo. Sí, pensaba que iba a ser una peliculita romántica más, como cualquier otra, y mira. No sé por qué ha sido exactamente, pero me ha llegado de una manera especial.

Sólo añadiré una cosa: Postdata: Te quiero.

4.8.08

~ Llamando a la tierra

El otro día, de camino hacia casa, venía pensándolo: me encantaría publicar. Y no me refiero precisamente a escribir en mi blog.
Me apetece ver algún día mi nombre firmando un artículo en un diario de gran tirada, no sé por qué, nunca se me había pasado por la cabeza, pero el otro día se me clavó esa idea. Una pequeña columna, unas pocas palabras, no más.

Y ni hablemos de terminar la novela que tengo a mitad, y conseguir que vea la luz.

~ Dónde crees que vas y quién te crees que eres

-Oye, Romeo -dije-, si alguna vez consigues salir de detrás de esa estúpida sonrisa tal vez logres explicarme qué es lo que te hace tanta gracia.
-Bueno, digamos que lso dos estamos avanzando juntos por esta historia pero yo quiero admitir que cada vez estoy más cerca de ella y tú no.
-Y dónde está el chiste.
-El chiste está en que me parece que cuanto más miedo tienes a saltar, más alto es el muro que buscas para esconderte.
-Bonita frase. ¿Qué coño quiere decir?
-Quiere decir que la única razón de que no puedas ver la verdad es que le has dado la espalda. Has cerrado los ojos creyendo que eso serviría de algo; pero no sirve de nada, porque cuando vuelvas a mirar seguirá estando allí. Y tú lo sabes y yo lo sé.
Benjamín Prado, Dónde crees que vas y quién te crees que eres

Cuando leí esto anoche, tuve la necesidad irrefrenable de marcar la página en la que estaban impresas estas palabras.