Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

14.8.08

~ Los domingos, arroz

El fin de semana pasado me acordé un montón de cuando era niña (o mejor dicho, de cuando era más niña).

En mi familia, como en otras tantas, se llevaba lo de arroz los domingos. A veces caldero, a veces paella, otras arroz de verduras y otras a banda, a veces arroz de verduras y de tanto en tanto, cuando éramos poquitos, arroz al horno. Y es que el verano daba para mucho, señores. Mi madre hacía un arroz de estos que tenías que repetir de bueno que estaba, de chuparse los dedos.
Para mí eran geniales los domingos: estábamos todos los hermanos, algunos amigos de mis hermanos mayores, mi iaia, o mis tías (tías de mi madre, en realidad), mi padrino, su mujer y su hija... Vamos, que los domingos no bajábamos de los 10 nunca. Que si haciendo cosas de provecho (yo siempre terminaba escaqueándome y yéndome a jugar), que si luego piscinita, que si después de comer a la nana (o lo que es lo mismo, a mí) le tocaba dar masajes a todos mientras se iban quedando dormidos, que si a despertar a todo el mundo de la siesta (menos a mi padre, que se enfada y gruñía si lo despertaba de la siesta de los domingos, que era la única que podía disfrutar), que si partidita de cartas...
Eran días eternos, pero que te alegraba que no se acabasen. Y eran días que se comía arroz.

Últimamente los domingos se pasan en el chalet de mis tíos. Y aunque mi Sr. Tío haga un arroz muy bueno, lo siento, pero nunca llegará a la altura (ni a la suela de los zapatos) del de mi madre... Señores, ¡qué arroz que hacía!
Ya ni sé el tiempo que hace que no como una paella o un caldero hecho por ella, pero el domingo pasado, en casa de una amiga, se comía arroz, como en tantas otras familias de la terreta... Y no era el mismo, pero se parecía al que hacía mi madre en aquellos domingos de cuando era niña (o, mejor dicho, de cuando era más niña).

No hay comentarios: