Rompí a llorar y no recuerdo cuándo paré. Sólo sé que Morfeo, el dios del sueño, me cubrió con su manto y me sumió en las profundidades de su mundo. Pero cuando abrí los ojos al despertar, una lágrima prendía aún de ellos. Una lágrima que me gritaba sin decir nada que ya había llorado bastante, y que ahora había llegado el momento de secar todas aquellas lágrimas, vestirme para comerme el mundo y salir a la calle.
Y eso me he propuesto hacer. Basta de vivir entre las sombras de los recuerdos; es hora de vivir de las ilusiones del futuro.
Y eso me he propuesto hacer. Basta de vivir entre las sombras de los recuerdos; es hora de vivir de las ilusiones del futuro.
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