Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

14.8.08

~ De puño y letra

Últimamente he vuelto a escribir tumbada en la cama, boca abajo, apoyada sobre un par de cojines y con la libreta sobre el colchón. Portaminas en mano escribo, o comienzo a escribir, lo que luego suelo terminar volcando en este espacio tan personal. Y anoche, no sé por qué, hice un alto en el camino que dibujaba mi mano derecha con grafito, y saqué un recorte que tenía en la libreta con unas cuantas anotaciones.

La puse en primer plano apoyé sobre aquél trozo de papel la mina, y comencé a trazas unas cuantas líneas. Primero una línea vertical, seguida de una horizontal sobre la anterior, y una pequeña curva a la derecha. "Te".
La siguiente palabra ya era más larga: empezaba con trazo redondo seguido de uno vertical cruzado con una segunda raya, y terminaba con un trazo redondo más. "quiero".

Me resultó curioso. Muy curioso.
Yo siempre he sido una enamorada del amor, muy a mi pesar casi siempre, y "Te quiero" era algo que había escrito en más de una ocasión, pero esta vez se me antojó como la primera; es más, se me antojó como si jamás hubiese oído hablar de aquello, como cuando oyes un nombre o un apellido nuevo para ti, y vas escribiendo poco a poco, asegurando que cada letra corresponde a lo que acabas de oír.
Cuando lo vi escrito, a penas reconocía aquellos trazos como míos, no me daba la sensación de haberlos escrito yo, me parecían forzados. Repetí aquel proceso una segunda vez. "Te quiero" de nuevo ante mis ojos, nacido de mi puño y letra. Después del primer intento parecía asemejarse más a mi caligrafía. Hubo un tercer y un cuarto intento (no funcionó aquello de que a la tercera va la vencida), y juraría incluso que llegaron el quinto y el sexto. Parecía ya al final que iba calando en mí cómo había de escribir aquello.


La verdad es que no pude evitarlo. Terminé escribiendo aquel "Te quiero, te amo, te adoro" que recordaba haber pronunciado más de una y dos veces hace un tiempo.



Nota: Muchas veces escribo historias imaginadas que voy entremezclando con mi vida; esto es de verdad. Anoche, en mi cama, escribí todos esos "Te quiero".

No hay comentarios: