Mi vida transcurría entre idas y venidas, llena de inseguridades, de tropiezos, de descuidos. Y con una falsa sensación de control y de autocontrol que se apoderaba de mí, haciéndome sentir que todo cuanto sucedía era a mi voluntad, que podía deshacerme de cualquier sentimiento y que en vida tan sólo mandaba yo.
Tardé un tiempo en darme cuenta de que nada de esto era así;cuando quise ser consciente de la realidad era ya, quizás, demasiado tarde. Me había enamorado, me controlaban a voluntad, estaba metida de lleno en una carrera académica que no era lo que yo había querido, sino lo que mi poca voluntad y las presiones ajenas había hecho que quisiera, dejaba que los demás pudiesen conmigo sin hacer frente de ninguna manera a aquello, y a cada momento me alejaba más de cuanto había sido para terminar convirtiéndome en alguien a quien siempre había evitado.
Cuando toda esta sensación de presión y opresión no hacía más que empujarme en la dirección opuesta a la que debía seguir, exploté, y toda la estructura que había elevado sobre mí, cayó, se desmoronó, enterrándome entre los restos de lo que nunca quise ser y fui.
Poco a poco fui saliendo de entre los, la verdadera Laia salía a la luz otra vez, después de mucho tiempo escondida del mundo, oculta a los de cualquiera, incluso de quienes la querían ver. Salió con fuerza, arremetiendo contra todo lo que la había hecho estar así... Poco a poco, se instaló de nuevo en su trono, y las cosas volvían a la normalidad.
Me juré que nunca volvería a aquella situación.
Estaba convencida de que nunca volvería a pasar.
Pero pasó, pasó otra vez, quién sabe por qué... pero supe ponerle remedio a tiempo.
Esta vez sé que es la definitiva; el mundo puede aguantar a tres Laias; la que nació, la que resurgió y la que volvió a resurgir... pero no creo que aguantase una cuarta.
Tardé un tiempo en darme cuenta de que nada de esto era así;cuando quise ser consciente de la realidad era ya, quizás, demasiado tarde. Me había enamorado, me controlaban a voluntad, estaba metida de lleno en una carrera académica que no era lo que yo había querido, sino lo que mi poca voluntad y las presiones ajenas había hecho que quisiera, dejaba que los demás pudiesen conmigo sin hacer frente de ninguna manera a aquello, y a cada momento me alejaba más de cuanto había sido para terminar convirtiéndome en alguien a quien siempre había evitado.
Cuando toda esta sensación de presión y opresión no hacía más que empujarme en la dirección opuesta a la que debía seguir, exploté, y toda la estructura que había elevado sobre mí, cayó, se desmoronó, enterrándome entre los restos de lo que nunca quise ser y fui.
Poco a poco fui saliendo de entre los, la verdadera Laia salía a la luz otra vez, después de mucho tiempo escondida del mundo, oculta a los de cualquiera, incluso de quienes la querían ver. Salió con fuerza, arremetiendo contra todo lo que la había hecho estar así... Poco a poco, se instaló de nuevo en su trono, y las cosas volvían a la normalidad.
Me juré que nunca volvería a aquella situación.
Estaba convencida de que nunca volvería a pasar.
Pero pasó, pasó otra vez, quién sabe por qué... pero supe ponerle remedio a tiempo.
Esta vez sé que es la definitiva; el mundo puede aguantar a tres Laias; la que nació, la que resurgió y la que volvió a resurgir... pero no creo que aguantase una cuarta.
1 comentario:
Me gusta lo que dices y como lo dices. También he sentido que iba en camino contrario y he conseguido dar la vuelta. Me alegra que estés por aquí de nuevo!
Publicar un comentario