Empieza el día de Reyes (yo, como no, ya en la madrugada). Pero no empieza como debería...
Antes de bajar a la cabalgata, mi novio me ha dado un regalo que Melchor le había dado para mí (y eso que él ya me hizo un buen regalo en Navidad), y yo le he dado el que Baltasar, mi Rey Mago favorito, me ha dado para él.
Hemos visto la Cabalgata, y nos hemos peleado por un par de 'chuminadas' de las que lanzan desde las carrozas, para no faltar a la tradición.
He cenado la mar de bien con mi chico.
Vamos, que poco más podría pedir (máxime teniendo en cuenta que vivo con mi madre y no hay nenes pequeños en casa, ni tan siquiera mis sobrinos, que ven las Cabalgatas cerca de sus casas)...
Pero...
No ha habido Roscón de Reyes con chocolate, y una noche de Cabalgata de Reyes sin Roscón y choco... ¡buf! Le falta algo. Y ahora, sentada en el sofá antes de irme a dormir, lo echo más en falta aún.
Ahora dejaré un vasito de leche con galletas y un cubo con agua, el balcón entreabierto, los zapatos bien lustrados, todo ello junto a la tarjeta y una lucecita para que SS MM Los Reyez Magos de Oriente sepan donde dejar los regalos, recordarles qué había pedido y que, cuando entren por el balcón, puedan reponer fuerzas. Ellos, y sus camellos.
Y, por supuesto, me iré a dormir a una hora decente, no como suelo hacer (eso de dormirme a las 2 y pico no les suele gustar a Los Reyes), y procuraré no despertarme.
Eso sí, si me despierto, me haré la dormida, no sea que se enfaden conmigo y me dejen carbón.
(Ojalá me dejen algo, ¿no?)
La lástima es no haberme podido ir a la cama con la barriga bien llena de Roscón de Reyes y una taza de chocolate caliente (o dos).
Antes de bajar a la cabalgata, mi novio me ha dado un regalo que Melchor le había dado para mí (y eso que él ya me hizo un buen regalo en Navidad), y yo le he dado el que Baltasar, mi Rey Mago favorito, me ha dado para él.
Hemos visto la Cabalgata, y nos hemos peleado por un par de 'chuminadas' de las que lanzan desde las carrozas, para no faltar a la tradición.
He cenado la mar de bien con mi chico.
Vamos, que poco más podría pedir (máxime teniendo en cuenta que vivo con mi madre y no hay nenes pequeños en casa, ni tan siquiera mis sobrinos, que ven las Cabalgatas cerca de sus casas)...
Pero...
No ha habido Roscón de Reyes con chocolate, y una noche de Cabalgata de Reyes sin Roscón y choco... ¡buf! Le falta algo. Y ahora, sentada en el sofá antes de irme a dormir, lo echo más en falta aún.
Ahora dejaré un vasito de leche con galletas y un cubo con agua, el balcón entreabierto, los zapatos bien lustrados, todo ello junto a la tarjeta y una lucecita para que SS MM Los Reyez Magos de Oriente sepan donde dejar los regalos, recordarles qué había pedido y que, cuando entren por el balcón, puedan reponer fuerzas. Ellos, y sus camellos.
Y, por supuesto, me iré a dormir a una hora decente, no como suelo hacer (eso de dormirme a las 2 y pico no les suele gustar a Los Reyes), y procuraré no despertarme.
Eso sí, si me despierto, me haré la dormida, no sea que se enfaden conmigo y me dejen carbón.
(Ojalá me dejen algo, ¿no?)
La lástima es no haberme podido ir a la cama con la barriga bien llena de Roscón de Reyes y una taza de chocolate caliente (o dos).
1 comentario:
espero que te traigan muchas cositas! Creo que te lo mereces! Un beso.
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