Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

1.2.13

~ Síndrome de abstinencia

Llevaba ya tiempo sin recurrir a ello, sin necesitarlo aunque era mi vía de escape, mi refugio en algunos momentos... Hasta ahora, hasta que ha llegado el momento en que la situación, por muchos y tan diferentes motivos, me ha superado, y he vuelto a necesitarlo.
 
Me había olvidado, lo había dejado a un lado. Antes notaba que creaba en mí cierta dependencia, pero ahora ya no puedo hablar de una cierta dependencia, hablo de obsesión, de necesidad, de alteración de la realidad. Me lleva a tal punto de mi consciencia, de mi mente, de mi fantasía, de mi realidad, que llego a fundirlas, llegando a confundir apreciaciones de lo que me rodea y de quienes tengo a mi alrededor...
Después de una dosis, en las que en algunos casos soy plenamente consciente de estar abusando, vuelvo a mi vida y a penas puedo diferenciar entre cosas que he visto, sentido, oído o vivido realmente y cosas que he creído ver, sentir, oir o vivir en esos viajes por mi mente... Es así como llego a ser consciente de que tengo un problema que debo arreglar de algún modo, aunque no alcanzo a adivinar en qué punto ha pasado a ser un problema y cuál es la posible solución.
 
Ni quiero, ni debo, ni puedo dejarlo... Mi vida se quedaría a falta de algo, aunque sepa que he podido vivir sin ello, aunque sepa que debo simplemente hacer uso y evitar el abuso (pese a no saber dónde establecer el límite), aunque sepa que no me va a hacer ningún en miles de sentidos.
Tampoco soy capaz de recurrir a nadie, porque cualquiera pensaría que estoy loca, no lo comprenderían, no alcanzarían a ver el problema que hay en el trasfondo. Y siendo realista, ni soy capaz de recurrir, ni quiero hacerlo; es parte de ese terreno personal, infranqueable, al que nadie puede ni podrá acceder, y me niego a hacer a nadie partícipe de esa parte de mí.
 
Llegada a este punto, no sé hacia dónde continuar.
Pero he de hacerlo, aunque el paso que dé me lleve por el camino firme y correcto, por otro que lleve a buen puerto después de una dura travesía, por otro camino que no me haga más que errar o por otro que me lleve, simplemente, al abismo.
 

1 comentario:

Vértigo dijo...

Me alegra que estés de vuelta.