Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

19.1.11

~Déjame...

Déjame en paz, vete, vamos.
Que te largues, joder, que ya está bien.
Déjame tranquila. ¿No entiendes que no quiero tenerte a mi lado?
Me molestas, y sin duda, sobras aquí.

Me he cansado. Me he cansado de tenerte a mi lado, repitiéndome una y otra vez las mismas mentiras, haciéndome soñar con cosas que jamás serían reales, convenciéndome de que todo era lo que parecía.
Lo conseguiste. Conseguiste que me lo creyese, que pensase cada día que pese a todo realmente me querías. Tuviste que reírte, ¿no? Te descojonarías de mí, de mi ingenuidad, de mis ideas infantiles y mi ridícula obsesión con los sentimientos.
Yo te hablaba, abría mi corazón cuando nos quedábamos a solas, divagando en un principio y hablando de sentimientos, vivencias y pensamientos tan profundos. Ahora veo que lo tuyo no era más que una pose. Todas aquellas historias fantásticas tan apasionantes y arrebatadoras que contabas, ahora he visto que no eran más que fantasías... palabras, cuentos chinos con los que convencer a una cría ingenua de que podía confiar en ti, cuando nada podría haber sido más lejano a la realidad que todo aquello.

Ese que creía conocer, aquel del que sabía toda una vida, aquel del que conocía la forma de pensar, los gestos, sus medias palabras... su todo... Ese no existe, ha resultado ser tan solo una ilusión. Ahora que por fin he abierto los ojos, estoy destrozada, y a ti te da igual...
Te da igual dejarme así, y te ha dado igual todo este tiempo ver mis gestos cuando me ibas haciendo magulladuras en el corazón. Sí, claro, ahora entiendo que es normal que no me haya dolido tanto como habría podido esperar que me rompieses el corazón... no es raro teniendo en cuenta que ya me lo habías roto poco a poco. Lo de hoy no ha sido más que el golpe que ha hecho que los pedazos se separen.

Y lo que menos entiendo es qué has querido sacar de todo esto... No creo que fuese por el dinero, porque te sobra y a mí me falta. ¿Amistades? Tampoco, tus amigos son más importantes que los míos para hacerte despegar en tu carrera como solías decir... aunque quizás eso también fuese mentira. Por más que lo pienso, no veo ningún beneficio que pudieses obtener de mí.
Aunque, pensándolo bien... quizás sí. Quizás ha sido tu forma de alimentar tu orgullo, tu sentimiento de grandeza, tu varonilidad, viendo cómo caía rendida a tus pies hicieses lo que hicieses, cómo conseguías convencerme de cuanto te interesaba, cómo estaba a tu merced. Eso ha sido todo lo que has sacado de mí. Y mi amor que, aunque ahora me duela tan sólo de pensarlo, era incondicional.


Sí, se acabó. Ya he tocado fondo. Me has hundido, pero por más que haya sido en tus manos una muñequita frágil, voy a crecer, voy a subir como la espuma, voy a demostrarte que soy más fuerte que tú. Esto no es venganza... Ya sabes que no me van los platos fríos. Es cuestión de orgullo: acabo de encontrarme con mi amor propio, que habías escondido en un rincón.
Pero, de momento, déjame, vete lejos de aquí. Lárgate y déjame tranquila, porque tengo mucho que hacer y no quiero perder ni un segundo ni pensando ni viéndote ni oyéndote ni sintiéndote a ti.

1 comentario:

Nurelko dijo...

Brr que mal rollito... Eso si, te debes haber quedao a gusto soltandolo :)