Me metí en la cama dándole vueltas a todo, rumiando unos temas y otros, un tanto agobiada. Para colmo, llevaba una temporada con la ansiedad aferrada a mí, pese a que no había querido confesárselo ni tan siquiera a mi almohada. Traté de dormir, pues hacía ya rato que habían dado las doce; es más, pasaba de la una. Pero con la cabeza hecha un hervidero de ideas como estaba en aquel momento, era inútil tratar de conseguirlo.
En un principio, cuando sobrevenía alguna de aquellas ideas al primer plano de mi mente, trataba de devolverla a su lugar. Ya tendría tiempo al día siguiente para pensar ello. O unos días después, quizás. O no pensar en ello, sin más... La cuestión era apartarlo todo durante la noche. Pero pasado un rato, cuando ni tan siquiera yo puedo saber cuántos pensamientos distintos atacaban al compás, fui imposible no dejarme llevar por ellos.
Qué lástima no haberlo podido evitar, la verdad. Creo que no tardé más de un par de minutos en ponerme a llorar... Sí, otra vez estaba igual. Siempre el mismo tema. Siempre el dichoso tema.
En un principio, cuando sobrevenía alguna de aquellas ideas al primer plano de mi mente, trataba de devolverla a su lugar. Ya tendría tiempo al día siguiente para pensar ello. O unos días después, quizás. O no pensar en ello, sin más... La cuestión era apartarlo todo durante la noche. Pero pasado un rato, cuando ni tan siquiera yo puedo saber cuántos pensamientos distintos atacaban al compás, fui imposible no dejarme llevar por ellos.
Qué lástima no haberlo podido evitar, la verdad. Creo que no tardé más de un par de minutos en ponerme a llorar... Sí, otra vez estaba igual. Siempre el mismo tema. Siempre el dichoso tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario