Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

6.4.08

~ La casa

Aquella casa dominaba la ciudad desde lo alto de la colina que rodeaba. Siempre había gozado de gran majestuosidad, siempre cuidada, siempre siendo objeto de envidia de todo aquel que la veía.
Los antiguos señores la hicieron, dejándose la piel en ello. Sus hijos, la cuidaron y la siguieron embelleciendo. Los hios de sus hijos, continuaron, y así durante largas generaciones.
Al final, una disputa entre hermanos, terminó provocando que la casa quedara dejada de la mano de Dios, y poco a poco fue cayendo en el olvido.

El bosque que la rodeaba comenzó a descuidarse, y poco a poco, la casa fue oscureciéndose, perdiendo la grandeza que un día tubo.



La gente sigue volviéndose al pasar por delante, aún tantos años después de aquello, ahora que la maleza se ha apoderado del jardín, ahora que las enrredaderas han acabado son la preciosa fachada que un día mostró...
Pero es que el encanto que provocaba sbre todo aquel que la miraba, aún, pese a todo, lo seguía teniendo.






No sé la de veces que le pedí a la abuela que me contara aquella historia, pero es que el encanto que tenía, se había apoderado totalmente de mí, como si alguien desde allí dentro susurrase al viento que llegaba a mis oídos que me estaba esperando...

Por eso es por lo que estoy aquí, ante toda esta pila de papeles y la mejor de mis plumas en la mano, dispuesto a firmar cada uno de ello para que esa casa, vuelva a ser, como en tantos de mis sueños, mi casa.

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