Aquí es donde Laia Álvarez deja sus pensamientos, pequeñas reflexiones, canciones que le tocan la fibra sensible... Cosas, en definitiva, que le rondan la cabeza y el corazón. No obstante, este pretende ser un espacio compartido, donde el lector pueda tener también un pequeño espacio donde dejar cuanto quiera dejar.


Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya!

20.4.08

~ Callejeando

Caminé diez minutos más entre las calles que serpenteaban sin ningún orden ni sentido por el centro de la ciudad. Ya había perdido cualquier marca con la que pudiese orientarme, y me decidí finalmente por andar, y andar, y andar... hasta donde me llevasen mis pasos.
Perdido por calles desconocidas para mí, en una ciudad desconocida para mí, y rodeado de caras que nunca antes había visto.


No sé por qué fue, pero cuando llegué a aquella plazoleta que se abría al final de la calle de la plaza, la vi. Estaba llena de gente, pero yo sólo pude verla a ella, con sus ojos verdes, su melena morena cayéndole suavemente por los hombros y aquella sonrisa embriagadora como el elixir de dioses del que hablaban en los dramas griegos. Cientos de personas, una sola a mis ojos.
Aquel gesto que albergaba su rostro, dulce como la miel, cálido en aquella mañana fría, podría haberme hecho levitar y llevarme allí.

Pero mis piernas, que comenzaron a temblar como si estuviesen a punto de fundirse, no me dejaron más que dar unos pasos, sentarme en un banco que rodeaba la plaza, y dejar pasar el tiempo, que no sé si fueron horas, minutos, días o segundos, contemplando a aquella mujer con sonrisa dulce de niña y cara de ángel hasta la que una mañana fría y solitaria me había llevado.

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